Os escribo desde el mirador y, la verdad, no sé
porque os escribo. Bueno sí, seguramente por tres razones. O, mejor dicho, por
dos personas y una razón. Sin duda, la primera persona es la que día tras día
me anima a escribir (ok, no es un libro y un blog lo tiene cualquiera, pero por
algo se empieza, ¿no?) y la segunda es la ‘bocina’ de una querida amiga que
siempre que me ha visto reflexivo me ha clamado: “¡Hazte un BLOG!”.
La razón es simple: Me encanta escribir, de toda la vida (como en ‘Star Wars: La Amenaza fantasma’ le contestaba el imberbe y pequeño Anakin Skywalker a Padmé cuando esta le preguntaba si era piloto) y, aunque seguramente no teclee más que tonterías mías que poco o nada os interesen, este momento me ha parecido por todo y por nada el más adecuado.
¿Por qué el mirador del dálmata? Porque así me siento, en la misma postura en la que el clásico de Disney se imaginaba a Pongo mientras esperaba que Roger dejara de componer música. Mirando por la ventana, observando por el mirador, esperando que pase algo por delante del Outer Circle junto a Regent’s Park para distraerme o que, simplemente, llegue la hora de salir a pasear y disfrutar del aire londinense. Es decir, como ya veis, únicamente paranoias mías. Y para que todo tenga al menos una pizca de sentido, pues, ojalá, me pase por aquí unas 101 veces. Bienvenidos.
La razón es simple: Me encanta escribir, de toda la vida (como en ‘Star Wars: La Amenaza fantasma’ le contestaba el imberbe y pequeño Anakin Skywalker a Padmé cuando esta le preguntaba si era piloto) y, aunque seguramente no teclee más que tonterías mías que poco o nada os interesen, este momento me ha parecido por todo y por nada el más adecuado.
¿Por qué el mirador del dálmata? Porque así me siento, en la misma postura en la que el clásico de Disney se imaginaba a Pongo mientras esperaba que Roger dejara de componer música. Mirando por la ventana, observando por el mirador, esperando que pase algo por delante del Outer Circle junto a Regent’s Park para distraerme o que, simplemente, llegue la hora de salir a pasear y disfrutar del aire londinense. Es decir, como ya veis, únicamente paranoias mías. Y para que todo tenga al menos una pizca de sentido, pues, ojalá, me pase por aquí unas 101 veces. Bienvenidos.
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